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| Foto: Diario Panamá America |
Algunas teorías políticas occidentales definen el concepto de régimen político como un sistema que posibilita establecer y regular el funcionamiento del ejercicio del poder político y la gestión de los asuntos públicos y la toma de decisiones desde el Estado, desde un marco constitucional que reproduce el contenido y forma de las instituciones.
Las declaraciones del ex ministro consejero del gobierno del Presidente Varela, Ramón Fonseca Mora, que vincula al presidente como uno de los destinos de las "donaciones" o "sobornos" de la trama de corrupción Odebrecht, es parte de la larga lista de hechos concretos que dicen que el Régimen Político actual en nuestro país, en contenido y forma, sustentado en el monopolio del poder del Estado por parte de Partidos Políticos y la concentración de poderes en manos del presidente de la República, tiene como metabolismo de existencia fundamental la corrupción.
Carlos Gasnell, expresidente de Transparencia Internacional capítulo de Panamá, tuiteaba al respecto:
Su opinión es parte de la percepción extendida entre la ciudadanía, una percepción refrendada por una larga cadena de hechos que hacen brotar la pus en público, producto de los mismos conflictos de intereses entre las diferentes facciones del poder económico y político que han creado y reproducido el Régimen de la Partidocracia Presidencialista, desde 1989.
Estamos cansados de ver desfilar ante nuestro ojos shows mediaticos de justicia selectiva para producir ruido contra el enemigo de negocios, entre las diferentes facciones, pero no para hacer justicia, porque no existe una institucionalidad democrática para combatir la corrupción.
Tras asumir el poder de gobierno, el presidente Varela dejó intactas las condiciones políticas e institucionales que reproducen el metabolismo del régimen, es decir, la corrupción. De hecho, en sus declaraciones, tras las aseveraciones del ciudadano Ramón Fonseca Mora, el presidente Varela intentó establecer una diferencia entre "donaciones" y "sobornos", porque precisamente la figura de la coima goza, como exponía hace unos días el economista Miguel Ramos, de una legitimidad que se constituye en una metáfora de la cultura política local("donación, apoyo, comisión, ayuda..").
El presidente Varela sabe perfectamente que puede dar a conocer la lista de donates de su campaña electoral y nada le ocurrirá, porque una gran cantidad de esas "donaciones" "se hacen por fuera" y además el Régimen ofrece mecanismos para legalizar esos "apoyos".
La pregunta que todo ciudadan@ honest@, con sentido común, se hace es ¿cómo puede un Régimen Político Corrupto combatir la Corrupción? un Régimen que existe y funciona en los tres organos del Estado en una deriva de inexistencia de políticas públicas, gestionando un modelo económico improductivo, de crecimiento embudo, depredador, y que ha permeado las bases de la sociedad panameña, reafirmando lo peor de los resabios de las culturas políticas coloniales del siglo xx hacia atrás.
Cualquier que pretenda decir que combate la corrupción pero no plantea la abolición del actual régimen de privilegios y privilegiados mediante el proceso de una Constituyente soberana y Democrática del cual nazca un verdadero Estado Democrático, o es parte de algunas de las facciones beneficiadas por el Régimen o es una persona muy ingenua, porque ahora cuando el Régimen Corrupto entra en una crisis de funcionamiento y como dice la ciudadana panameña:
Salen las figuras de reencauche del Régimen, dándose golpes de pecho como los que más luchan contra la corrupción de forma impoluta, queriendo aprovechar la ocasión para también generar ruido. Y esa es la diferencia entre los sectores realmente Democratas del país, que luchamos de forma integral contra la corrupción, y los que son más de lo mismo. Los que creemos en la superación del actual Estado Partidocratico mediante la refundación de un Estado Democrático, de libertades, derechos sociales y ambietales para todos y todas.
